Había una vez una tetera muy presumida. Se pasaba todo el día diciendo a unos y a otros lo bonita que era.
- ¿Quién es más guapa que yo? ¿Alguien tiene una tapadera más bonita que la mía?
La taza, el azucarero y los demás cacharros de la vajilla no le hacían mucho caso. Pensaban que era demasiado presumida. Pero la tetera no le importaba.
- Que digan lo que quieran. Tienen envidia porque soy la reina de la vajilla.
Pasó el tiempo. La señora de la casa se fue haciendo viejecita. Un día, al coger la tetera, se le escapó de la mano. La tetera cayó al suelo. Quedó tumbada con la tapadera rota y el asa y el pitorrito hechos pedazos.
La señora de la casa recogió la tetera rota y la apartó en un rincón. Luego se la regaló a una mendiga.
En el mundo de los pobres la tetera empezó una nueva vida. La niña llenó de tierra la tetera. Plantó dentro una semilla y la regó todos los días.
En primavera nació una flor preciosa.
- ¡Qué bonita es esta flor! - decía toda la gente.
Y la tetera se ponía muy contenta. Había aprendido lo maravilloso que era tener un amigo.
AUTOR: Hans Christian Andersen
2 comentarios:
Me ha gustado mucho "La tetera." Es muy gracioso. Bueno adiós.
Gracias D. Juan José. Es muy importante saber que tenemos todos/as un amigo/a. Yo tengo la gran suerte de tener tu amistad y aunque decrépito y "oxidado" por el paso de los años; valoro mucho el contar con tu apoyo y con tu ayuda.
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