- Mi señor Don Buho,
estoy preocupada.
- Dígame sus cuitas
mi doña Jirafa.
- Se acerca el invierno,
vendrán las heladas
y mi jirafita
no tiene bufanda.
- Cómprele usted una.
- ¿Y dónde encontrarla?
¿No ve que mi hijita
es tan cuellilarga?...
Por más que he buscado,
ninguna le alcanza...
- Si que es un problema...
- Me tiene apurada.
¡Es usted tan sabio!
Si usted me ayudara...
- Déjeme que piense.
- Ea, ya lo tengo:
hay que fabricarla.
- ¿Cómo, cuándo, dónde?
Y, ¿habrá quien lo haga?
- Calma, amiga mía,
un poco de calma...
todo va a arreglarse,
tenga usted esperanza.
Y las cosas fueron
como se esperaba:
la amistosa oveja
entregó su lana,
luego hiló el gusano
y tejió la araña.
Cuando invierno puso
nieve en las montañas
y en cristales fríos
convirtió las charcas,
Jirafita chica
va muy de mañana
para su colegio
anda que te anda...
Va contenta: lleva
toda la garganta
bien abrigadita
con una bufanda
linda, blanca, suave,
larga, larga, larga...
AUTORA: Ángela Figuera Aymerich,
Cuentos tontos para niños listos.
6 comentarios:
Acabo de recordar uno de los mejores momentos de mi infancia. Sin saber cómo ni porqué, me aprendí de memoria, a base de learla 100 veces, este cuentito cuando tendría como 4 o 5 años. A mi profesora le resultó gracioso y me hizo recitarla en la obra de fin de curso. Aún me acordaba de prácticamente todo el texto! Muchas gracias!
Hola Javi:
Lo mismo me ocurrió con algunas poesías. Y son las más entrañables que guardo en mi memoria.
Gracias por navegar por el blog y hacerlo crecer con tu comentario.
Gracias por subir esta gran poesía. Me has retrotraído a mi infancia. En primaria, nos la aprendimos todos y los mejores de la clase la recitamos por todo el colegio
Gracias, hacia mucho que no leia esta poesía. Me encanta.
Gracias a ti por participar.Arquez.
Muchas gracias por estos magníficos recuerdos que acabas de traer a mi mente. Tenía este poema en un libro de lecturas de EGB que era maravilloso y recordaba parte de la letra, pero no toda. La que yo me aprendí fue la de "El lagarto está llorando", de Federico García Lorca, y cómo son las cosas, tengo más de treinta años y todavía la recuerdo de corrido.
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