LA LIEBRE, LA RANITA Y LA TORTUGA

Érase una vez una ranita que siempre se metía con ella una liebre. Llegó una tortuga que era muy buena y dijo:

- Deja a la pobre ranita.

- ¿Por qué? – le contestó la liebre.

- Por que sí. ¡Ah! Te apuesto una carrera.

- Trato hecho y si tú ganas la dejaré tranquila, pero si tú pierdes… ¿Qué tal?

- Si tú pierdes no la dejaré en paz y tú a mí sí.

- Vale. –dijo la tortuga que se llamaba Antonella.

Empezaron la carrera:

- 3, 2, 1 y ¡ya!

Había unos puestos de helados, cafeterías, bares, de todo. La tortuga Antonella sólo había dado dos pasos cuando ya la liebre iba la primera a toda velocidad. La liebre le dijo a su compañero que le pusiera trampas, pero la tortuga no cayó ni en la primera (que era si daba el tercer paso caían pelotas del cielo), ni en las otras.

La liebre estuvo 8 horas durmiendo y la tortuga que iba muy callada, la adelantó sin que se diera cuenta.

La ranita decía: “¡Anto, Anto, Anto, Antonella eres la mejor de todos!”

La tortuga hizo:

- sssssssss… cállate, no la despiertes que está muy mona.

- Ja,ja –rieron todos.

La tortuga ganó, y la liebre tuvo que dejar en paz a la ranita.

AUTORA: Malú