Había una vez, en un callejón un televisor estropeado y un niño llamado Javier quería un televisor para su cuarto.
Un día, Javier iba pasenado por la calle y se encontró en el callejón el televisor estropeado. Contento se lo llevó a su casa y lo puso en su cuarto. Allí cogió el mando y lo quiso encender pero no pudo, entonces se puso a arreglarlo. Soló tenía que enchufar dos cables. La televisión se encendió, se puso a verla y...¡veía canales que no existían! ¡era un televisor mágico!
A partir de ese día Javier invitaba a sus amigos a ver el fútbol y muchos programas divertidos.
Javier y el televisor mágico fueron inseparables.
Cristian Alonso García
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