lunes, 13 de febrero de 2012

SECUESTRO EN NAVIDAD

Cuento entregado por: Fernando de 4º de Primaria.


Érase un niño llamado Juan al que le encantaba la Navidad.


Se lo pasaba muy bien el día de Nochebuena, porque iba a casa de su abuela y allí se reunía toda su familia. Mientras sus abuelos preparaban la cena, él jugaba con sus primos al fútbol en un jardín que había justo enfrente de casa de sus abuelos. De repente, un hombre se bajó de una furgoneta que estaba allí aparcada.


El hombre echó un spray por el jardín.


Juan y sus primos: Alejandro, Fernando, Javier y Carlos preguntaron:


- Señor, ¿qué es lo que está rociando en el jardín?


El hombre, que se llamaba Ramón, respondió: Es un spray antimosquitos.


Entonces los niños empezaron a quedarse dormidos. ¡Se trataba de un spray que dormía a la gente!


- ¡Je, je, je! Sergio, mi jefe, quedará satisfecho.


El hombre los metió en la furgoneta y los llevó a un laboratorio, donde se encontraban sus compañeros y su jefe.


En el interior del laboratorio había un montón de artilugios y experimentos.


El jefe, que se llamaba Sergio, dijo:


- Buen trabajo Ramón. Con estos niños, más todos los experimentos, ¡conseguiremos destruir la Tierra!


La familia de Juan estaba muy preocupada, porque era ya muy tarde y no encontraba a los niños.


Entonces, la familia de Juan buscó por toda la ciudad, hasta que encontró un edificio que no habían visto jamás. Entraron, ¡y vieron a los niños atados llenos de miedo!


Seguidamente, la madre de Juan cogió un cuchillo cortó la cuerda y desató a los niños. Fernando les contó que esos hombres querían destruir la Tierra.


La madre de Juan, que se llamaba Begoña, cogió un palo y golpeó al jefe, que quedó desmayado en el suelo.


Ramón vio a la madre salir huyendo del edificio, cogió una pistola y le disparó.


¡Iba a darle en la cabeza!, pero Juan empujó a su madre y esquivaron la bala.


La familia salió del edificio y la bala dio en uno de los experimentos. El edificio explotó quedando destruido todos los experimentos. Los malvados secuestradores salían del edificio mareados por la explosión y el padre de Juan los amarró a un árbol para que no se escaparan y llamó a la policía.


Al final, la familia de Juan celebró la nochebuena y terminó feliz comiendo polvorones y mantecados.


FIN

1 comentario:

Anónimo dijo...

que boniito me ha encantado